Un apasionado creador de mundos mágicos donde la imaginación y los valores se entrelazan para inspirar a jóvenes lectores.
Hace décadas (y no, no soy tan mayor como suena), descubrí que las historias tienen un poder increíble: pueden iluminar vidas, enseñar lecciones y sembrar sueños. Lo que empezó como el sueño de un aprendiz de Esopo, con un cuaderno y una imaginación sin límites, se ha convertido en mi forma de conectar con niños y jóvenes, transmitiendo valores universales que perduran.
Como maestro en Educación Primaria, he tenido la suerte de estar rodeado de pequeños exploradores llenos de curiosidad, con ganas de descubrir el mundo y su lugar en él. Además, gracias a mi experiencia organizando actividades infantiles y juveniles, he visto de cerca cómo las historias pueden despertar emociones, enseñar respeto, fomentar el coraje, reforzar la importancia de la amistad, empujarte hacia una versión mejor de ti mismo y potenciar tantos valores como te puedas imaginar.
Mi libro, Arri y Eli – El misterio del galeón pirata, comenzó a escribirse cuando mi hijo cumplía 4 años, con el propósito de transmitir algunos valores fundamentales, contar una historia entretenida y avivar el amor por la lectura. No es solo un viaje lleno de misterios y aventuras; es también una invitación a soñar, a descubrir y a compartir momentos inolvidables en familia.
Además de mi faceta de escritor, mi vida profesional está ligada a los medios de comunicación. Como experto en marketing y publicidad, he aprendido a contar historias que conectan, utilizando estrategias creativas para que mis libros lleguen al corazón de cada lector. Combino la narrativa literaria con el impacto emocional que solo las buenas historias pueden lograr.
Y cuando no estoy escribiendo, o ejerciendo de marido, padre o amigo, suelo perderme en nuevas aventuras, ideando misterios retorcidos (pero siempre amables) que me permitan seguir inspirando a niños, jóvenes y familias. Creo firmemente que una buena historia puede cambiar el mundo, y por eso pongo todo mi corazón en cada palabra que escribo.